El Santander ha cerrado la mayor operación inmobiliaria privada de la historia de España y una de las más importantes de Europa.

Cajero de Banco Santander junto a oficina de Banco Popular

Nada más recibir el visto bueno de la Comisión Europa a la compra de Banco Popular por un euro, Santander ha formalizado la venta del 51% de los activos inmobiliarios de la filial al fondo Blackstone.

“El cierre de la operación conllevará la creación de una sociedad a la que Banco Popular traspasará el negocio constituido por los activos señalados (con un valor bruto contable agregado de unos 30.000 millones de euros) y el 100% del capital de Aliseda”, ha informado Santander.

De los 30.000 millones de valor de los activos, casi la mitad corresponde a suelo (12.600 millones), seguidos por residencial (8.000), locales comerciales (2.100), naves industriales (1.500) y hoteles (800), además de haber otros 4.900 millones entre oficinas, garajes y otros tipos de activos inmobiliarios.

Pero la valoración final para estos activos ha sido de 10.000 millones, según ha informado Santander. A esta cifra habría que añadir los activos de la sociedad Aliseda.

Es una operación que beneficia a Santander y Popular, ya que les permitirá sacar de balance una cartera de activos problemáticos (inmuebles adjudicados y préstamos fallidos), sin que impacte en los resultados.

«A ello se suma la recuperación de cinco puntos básicos (0,05 puntos) que se habrían consumido como resultado de la compra del 51% de Aliseda por Banco Popular», ha explicado en un comunicado Santander, en el que también afirman que la operación «no genera ni plusvalía ni minusvalía material».

Está previsto que la venta se realice en el primer trimestre de 2018, cuando Blackstone asumirá la gestión del patrimonio integrado en la nueva sociedad conjunta, de la que el Popular controlará un 49%.